AÚN SIN VICTORIAS, TODAVÍA TIENE OPCIONES PARA EL TÍTULO
“Nunca antes he estado en el país, lo que significa que no he visto el circuito. No soy como otros pilotos... no he utilizado el simulador para conocerlo pero, al final, no es una situación complicada”. Si tardan más de cinco segundos en adivinar quién ha pronunciado estas palabras, deberían reexaminarse para el carnet por puntos de la Fórmula 1.
¿Quién podría presumir de ni siquiera utilizar el hoy omnipresente simulador ante pistas que desconoce totalmente como la de Budhh, de esta semana, o la de Yeongam de hace dos? Alguien que, a pesar de haber estado fuera de la Fórmula 1 dos años, hoy todavía cuenta con opciones al título esta temporada. Con ustedes… el inefable e incomparable Kimi Raikkonen.
anuncio Kimi
La antítesis del concepto moderno de piloto
“Somos tan inteligentes que pensamos que no necesitamos 'coaches'”, declaraba recientemente Jackie Stewart, firme defensor de la tendencia futura que aconsejaría a los pilotos de Fórmula 1 contar con 'entrenadores personales' como en el tenis o el golf, por ejemplo. ¿Se imaginan que pensará Raikkonen al respecto? Si el finlandés supiera reír a carcajadas, las estaríamos escuchando desde aquí.
Porque Raikkonen es la antítesis del concepto moderno de piloto de Fórmula 1, salvo por una excepción: un inconmensurable talento natural, quizás el mayor de las últimas dos décadas si atendemos a la relación entre prestaciones y dedicación. Por ejemplo, es aún el tercer piloto de la historia con mayor número de vueltas rápidas, solo por detrás de Schumacher y Prost. Recordemos la boca abierta de Peter Sauber cuando descubrió sus primeras vueltas a bordo de un Fórmula 1, las de un chaval que todavía corría en la Fórmula Renault. Incluso se dudó que fuera pertinente otorgarle la Superlicencia. Se la dieron, claro...
Rallies, Nascar, mientras tenga volante...
Un talento en bruto que le permite atreverse con el Mundial de Rallies, algo nunca afrontado antes por ningún piloto de Fórmula 1 –salvo Kubica, a niveles inferiores, y con el desgraciado resultado que conocemos-. Alguien que se ha atrevido con la Nascar americana -sus mensajes por radio merecen un artículo-, pero que al descubrir su 'cutrez' profesional y la exagerada atención mediática que requería, decidió que era mejor volver a la Fórmula 1. A fin de cuentas, solo se trata de un volante y unos pedales.
Un talento, sin embargo, que no se acompaña por la obsesiva y sistemática dedicación 24/7 de sus rivales. Cuando se escucha a Vettel hablar de la absorción brutal que la Fórmula 1 exige, se conocen los entrenamientos físicos a los que se somete Alonso –más las horas de simulador en Ferrari-, o se recuerda el retorno de Michael Schumacher, uno se pregunta: "¿Pero cómo lo hace este tío?"
El escupitajo
Como él mismo ha reconocido, prácticamente no dedica tiempo a la Fórmula 1 fuera de las carreras. A pesar de su preparación física, su figura parece cargada con más kilos que antes de su retirada. Quizás su talento natural no le exija el mismo grado de energía mental que sus rivales. Y no parece haber cambiado en su relación con el mundo exterior , “por lo que se ve, Kimi no es alguien que esté enamorado del sonido de su voz”, explica el director técnico de Lotus, James Allison. Una voz que, sin embargo, se ha podido escuchar contundente por la radio en boxes esta temporada, explicando a su equipo con cajas destempladas lo que pensaba del comportamiento de su monoplaza.
"Es directo, y honesto y te dirá directamente si ha tenido un mal día", dice de él Sebastian Vettel, uno de sus mejores amigos en el paddock, “es real, no es político, y si no quiere decirte una cosa, no te lo dirá”. Su personalidad iconoclasta, distante y 'antisistema' ha creado un sello inconfundible. Tanto, que este ha sido inmortalizado con indiscutible talento por una marca de ropa en un reciente anuncio comercial que está arrasando en internet. A nadie debía extrañar por tanto que Raikkonen compitiera con la reproducción del casco de James Hunt en el Gran Premio de Mónaco este año. Era su ídolo, y aquella época, el paraíso para quien solo quiere competir y luego vivir la vida sin renunciar a su estilo.
No todo ha sido de color de rosa
Raikkonen corre para ganar, aunque por su lenguaje corporal no lo parezca. Es una de sus grandes paradojas. Lo demás, le trae sin cuidado. Será frío y herático en público, pero no ha podido ocultar su fastidio, ni de gesto ni de palabra, en aquellas carreras en las que se le escapó la victoria este año. Bahrein fue el caso más evidente. El triunfo no ha llegado, y parece que se aleja progresivamente. A pesar de los esfuerzos del equipo, el 'doble DRS' no ha funcionado, ni de momento, las últimas evoluciones aerodinámicas y de escapes. Lotus ha sufrido en los entrenamientos, con retrasadas posiciones de parrilla que han condicionado las actuaciones en carrera de sus pilotos.
“El mayor cambio viene por la carga de combustible al principio de carrera”, explicaba Raikkonen como uno de los principales cambios que notó en su retorno, “al principio el coche es muy pesado, y hay tener cuidado con las gomas, requiere algo de adaptación”. Le costó coger ritmo en entrenamientos en las primeras carreras. De hecho, Grosjean le gana por 10-5 esta temporada el sábado. Tuvo sus más y sus menos con el equipo por la dirección asistida hasta Mónaco, donde se equivocó al exigir al equipo unas modificaciones que no funcionaron, pero…
"Solo hay una forma de pilotar un Fórmula 1, no la he olvidado"
Pero la realidad es que, tras dos años de ausencia flirteando con los rallies, hoy Kimi Raikkonen es tercero en la clasificación del campeonato, con opciones -aunque lejanas- al título, a cuarenta y ocho puntos de Vettel, por delante de los pilotos de McLaren a pesar de un coche que no puede ganar carreras, pero duplicando los puntos de su compañero Grosjean.
Y es que, como declaraba recientemente, “solo hay una forma de pilotar un Fórmula 1, y no la he olvidado”. Con semejante panorama, y recordando su reciente anuncio, hay que rendirse a la evidencia: Kimi Raikkonen es algo más que un 'crack'. Es único.
elconfidencial.com
“Nunca antes he estado en el país, lo que significa que no he visto el circuito. No soy como otros pilotos... no he utilizado el simulador para conocerlo pero, al final, no es una situación complicada”. Si tardan más de cinco segundos en adivinar quién ha pronunciado estas palabras, deberían reexaminarse para el carnet por puntos de la Fórmula 1.
¿Quién podría presumir de ni siquiera utilizar el hoy omnipresente simulador ante pistas que desconoce totalmente como la de Budhh, de esta semana, o la de Yeongam de hace dos? Alguien que, a pesar de haber estado fuera de la Fórmula 1 dos años, hoy todavía cuenta con opciones al título esta temporada. Con ustedes… el inefable e incomparable Kimi Raikkonen.
anuncio Kimi
La antítesis del concepto moderno de piloto
“Somos tan inteligentes que pensamos que no necesitamos 'coaches'”, declaraba recientemente Jackie Stewart, firme defensor de la tendencia futura que aconsejaría a los pilotos de Fórmula 1 contar con 'entrenadores personales' como en el tenis o el golf, por ejemplo. ¿Se imaginan que pensará Raikkonen al respecto? Si el finlandés supiera reír a carcajadas, las estaríamos escuchando desde aquí.
Porque Raikkonen es la antítesis del concepto moderno de piloto de Fórmula 1, salvo por una excepción: un inconmensurable talento natural, quizás el mayor de las últimas dos décadas si atendemos a la relación entre prestaciones y dedicación. Por ejemplo, es aún el tercer piloto de la historia con mayor número de vueltas rápidas, solo por detrás de Schumacher y Prost. Recordemos la boca abierta de Peter Sauber cuando descubrió sus primeras vueltas a bordo de un Fórmula 1, las de un chaval que todavía corría en la Fórmula Renault. Incluso se dudó que fuera pertinente otorgarle la Superlicencia. Se la dieron, claro...
Rallies, Nascar, mientras tenga volante...
Un talento en bruto que le permite atreverse con el Mundial de Rallies, algo nunca afrontado antes por ningún piloto de Fórmula 1 –salvo Kubica, a niveles inferiores, y con el desgraciado resultado que conocemos-. Alguien que se ha atrevido con la Nascar americana -sus mensajes por radio merecen un artículo-, pero que al descubrir su 'cutrez' profesional y la exagerada atención mediática que requería, decidió que era mejor volver a la Fórmula 1. A fin de cuentas, solo se trata de un volante y unos pedales.
Un talento, sin embargo, que no se acompaña por la obsesiva y sistemática dedicación 24/7 de sus rivales. Cuando se escucha a Vettel hablar de la absorción brutal que la Fórmula 1 exige, se conocen los entrenamientos físicos a los que se somete Alonso –más las horas de simulador en Ferrari-, o se recuerda el retorno de Michael Schumacher, uno se pregunta: "¿Pero cómo lo hace este tío?"
El escupitajo
Como él mismo ha reconocido, prácticamente no dedica tiempo a la Fórmula 1 fuera de las carreras. A pesar de su preparación física, su figura parece cargada con más kilos que antes de su retirada. Quizás su talento natural no le exija el mismo grado de energía mental que sus rivales. Y no parece haber cambiado en su relación con el mundo exterior , “por lo que se ve, Kimi no es alguien que esté enamorado del sonido de su voz”, explica el director técnico de Lotus, James Allison. Una voz que, sin embargo, se ha podido escuchar contundente por la radio en boxes esta temporada, explicando a su equipo con cajas destempladas lo que pensaba del comportamiento de su monoplaza.
"Es directo, y honesto y te dirá directamente si ha tenido un mal día", dice de él Sebastian Vettel, uno de sus mejores amigos en el paddock, “es real, no es político, y si no quiere decirte una cosa, no te lo dirá”. Su personalidad iconoclasta, distante y 'antisistema' ha creado un sello inconfundible. Tanto, que este ha sido inmortalizado con indiscutible talento por una marca de ropa en un reciente anuncio comercial que está arrasando en internet. A nadie debía extrañar por tanto que Raikkonen compitiera con la reproducción del casco de James Hunt en el Gran Premio de Mónaco este año. Era su ídolo, y aquella época, el paraíso para quien solo quiere competir y luego vivir la vida sin renunciar a su estilo.
No todo ha sido de color de rosa
Raikkonen corre para ganar, aunque por su lenguaje corporal no lo parezca. Es una de sus grandes paradojas. Lo demás, le trae sin cuidado. Será frío y herático en público, pero no ha podido ocultar su fastidio, ni de gesto ni de palabra, en aquellas carreras en las que se le escapó la victoria este año. Bahrein fue el caso más evidente. El triunfo no ha llegado, y parece que se aleja progresivamente. A pesar de los esfuerzos del equipo, el 'doble DRS' no ha funcionado, ni de momento, las últimas evoluciones aerodinámicas y de escapes. Lotus ha sufrido en los entrenamientos, con retrasadas posiciones de parrilla que han condicionado las actuaciones en carrera de sus pilotos.
“El mayor cambio viene por la carga de combustible al principio de carrera”, explicaba Raikkonen como uno de los principales cambios que notó en su retorno, “al principio el coche es muy pesado, y hay tener cuidado con las gomas, requiere algo de adaptación”. Le costó coger ritmo en entrenamientos en las primeras carreras. De hecho, Grosjean le gana por 10-5 esta temporada el sábado. Tuvo sus más y sus menos con el equipo por la dirección asistida hasta Mónaco, donde se equivocó al exigir al equipo unas modificaciones que no funcionaron, pero…
"Solo hay una forma de pilotar un Fórmula 1, no la he olvidado"
Pero la realidad es que, tras dos años de ausencia flirteando con los rallies, hoy Kimi Raikkonen es tercero en la clasificación del campeonato, con opciones -aunque lejanas- al título, a cuarenta y ocho puntos de Vettel, por delante de los pilotos de McLaren a pesar de un coche que no puede ganar carreras, pero duplicando los puntos de su compañero Grosjean.
Y es que, como declaraba recientemente, “solo hay una forma de pilotar un Fórmula 1, y no la he olvidado”. Con semejante panorama, y recordando su reciente anuncio, hay que rendirse a la evidencia: Kimi Raikkonen es algo más que un 'crack'. Es único.
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No se construirá una nueva era con las armas,sino con las manos que las llevan