13-05-2013, 15:30
A TODO VOLUMEN
Fernando Alonso, durante el Gran Premio de España. | EFE
Alonso hizo sonar por 32ª vez en su carrera el himno nacional, tras una formidable exhibición en Montmeló, en el regreso a Europa
'De los cuatro años que llevo en Ferrari, puede que sea éste el primero en el que confío en el coche', asegura el piloto asturiano
'Se trata de una competición para gestionar gomas', protesta Red Bull
Carlos Guisasola | Madrid
Actualizado lunes 13/05/2013 14:44 horas
Desde que Fernando Alonso diera al 'play' en Hungaroring 2003, con sólo 22 'añitos', hace ya una década, el himno nacional apenas ha dejado de sonar un par de temporadas. 32 sinfonías a punto de cumplir los 32 años. Desde aquella mágica tarde de verano húngara, sólo los Mundiales de 2004 y 2009 se quedaron sin los acordes favoritos del asturiano. Y en esa colección que se agranda cada curso, Barcelona (2006 y 2013) y Valencia (2012) laten con una fuerza especial. "Ganar en casa es lo más especial. No importa cuántas veces lo hagas, cuántas lo repitas, es como empezar de cero y volver a vivir esas últimas vueltas emocionantes".
De las lágrimas incontenibles de hace poco menos de un año, en el puerto de Valencia, a la vuelta triunfal, empapado por los gritos de la marea roja que inundó Montmeló. Bandera española al viento en ese mágico paseo de honor, como acostumbraban a hacer Ayrton Senna o Alain Prost cuando la ocasión lo requería. Aunque entre el emotivo triunfo en el puerto valenciano, cimentado sobre los abandonos inesperados de Vettel o Grosjean tras una gran remontada desde el undécimo puesto de la parrilla, y su golpe asestado en Barcelona, donde nadie pudo sostener su ritmo, hay una gran diferencia llamada F138.
"No somos los más rápidos a una vuelta, incluso puede que no seamos los más veloces en carrera pero disponemos de gente para desarrollar una estrategia fantástica, increíbles 'pitstops'... disponemos de muchos ingredientes para tener un coche competitivo con el que luchar por el campeonato", resumía el piloto asturiano después de disfrutar como un niño siete años después de su último triunfo en Montmeló. De pintar de rojo aquellos imborrables recuerdos en azul que deambulaban por su cabeza desde 2006, tras hacer buena la 'pole' con su R26. El año de su segunda y, hasta hoy, última corona.
Las buenas sensaciones que viene transmitiendo el monoplaza desde su estreno en Melbourne, donde fue segundo, quedaron plasmadas por escrito sobre el asfalto catalán. Con otro galope salvaje como el que exhibió en Shanghai hace un mes. Sin un solo resquicio de debilidad. Su pequeña desventaja en la clasificación quedó diluida con el toque de genialidad del asturiano en apenas tres curvas. Engullendo uno tras otro a Raikkonen, Vettel, Hamilton y, finalmente, Rosberg. Con el pulso firme. Mimando los endebles neumáticos que dejaron tirados a la mayor parte de sus rivales. Sostenido sobre un equipo que firmó una estrategia inmaculada. Borrando de su mente esas gotas de mala suerte que cayeron sobre su cabeza en Malasia -toque con Vettel y posterior abandono- o Bahrein -fallo del DRS y octavo puesto-.
"De los cuatro años que llevo en Ferrari, puede que sea éste el primero en el que confío en el coche. Sin embargo, aún no estamos felices con su desarrollo y queremos una evolución más agresiva para la próxima carrera". Dosis de optimismo recién reconquistada su tierra. La única que pisará este año, ausente del calendario Valencia hasta el próximo curso. Mientras en Red Bull siguen pataleando por los neumáticos. "Todo el mundo sabe lo que pasa aquí", declaró en 'Autosport' el propietario de la escudería, Dietrich Mateschitz. "Esto no tiene nada que ver con las carreras, ahora se trata de una competición para gestionar de la mejor manera los neumáticos".
Alonso repasa las 32 conquistas acumuladas. Las que le han permitido dejar atrás a Nigel Mansell y alzar la mirada ante las 41 victorias de Ayrton Senna al que, tarde o temprano, parece que alcanzará en ese ranking de gigantes que lideran, puede que eternamente, Michael Schumacher y sus 91 proezas. Con la joya de Montecarlo en el horizonte, donde ya fue coronado en 2006 (Renault) y 2007 (McLaren), y un Mundial aún por escalar, el asturiano se frota las manos sabiendo que su corcel, esta vez sí, tiene potencial y ánimo para cualquier cosa. Sólo le queda cruzar los dedos para que la mala fortuna haya quedado enterrada en Asia.
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/201...49078.html
Fernando Alonso, durante el Gran Premio de España. | EFE
Alonso hizo sonar por 32ª vez en su carrera el himno nacional, tras una formidable exhibición en Montmeló, en el regreso a Europa
'De los cuatro años que llevo en Ferrari, puede que sea éste el primero en el que confío en el coche', asegura el piloto asturiano
'Se trata de una competición para gestionar gomas', protesta Red Bull
Carlos Guisasola | Madrid
Actualizado lunes 13/05/2013 14:44 horas
Desde que Fernando Alonso diera al 'play' en Hungaroring 2003, con sólo 22 'añitos', hace ya una década, el himno nacional apenas ha dejado de sonar un par de temporadas. 32 sinfonías a punto de cumplir los 32 años. Desde aquella mágica tarde de verano húngara, sólo los Mundiales de 2004 y 2009 se quedaron sin los acordes favoritos del asturiano. Y en esa colección que se agranda cada curso, Barcelona (2006 y 2013) y Valencia (2012) laten con una fuerza especial. "Ganar en casa es lo más especial. No importa cuántas veces lo hagas, cuántas lo repitas, es como empezar de cero y volver a vivir esas últimas vueltas emocionantes".
De las lágrimas incontenibles de hace poco menos de un año, en el puerto de Valencia, a la vuelta triunfal, empapado por los gritos de la marea roja que inundó Montmeló. Bandera española al viento en ese mágico paseo de honor, como acostumbraban a hacer Ayrton Senna o Alain Prost cuando la ocasión lo requería. Aunque entre el emotivo triunfo en el puerto valenciano, cimentado sobre los abandonos inesperados de Vettel o Grosjean tras una gran remontada desde el undécimo puesto de la parrilla, y su golpe asestado en Barcelona, donde nadie pudo sostener su ritmo, hay una gran diferencia llamada F138.
"No somos los más rápidos a una vuelta, incluso puede que no seamos los más veloces en carrera pero disponemos de gente para desarrollar una estrategia fantástica, increíbles 'pitstops'... disponemos de muchos ingredientes para tener un coche competitivo con el que luchar por el campeonato", resumía el piloto asturiano después de disfrutar como un niño siete años después de su último triunfo en Montmeló. De pintar de rojo aquellos imborrables recuerdos en azul que deambulaban por su cabeza desde 2006, tras hacer buena la 'pole' con su R26. El año de su segunda y, hasta hoy, última corona.
Las buenas sensaciones que viene transmitiendo el monoplaza desde su estreno en Melbourne, donde fue segundo, quedaron plasmadas por escrito sobre el asfalto catalán. Con otro galope salvaje como el que exhibió en Shanghai hace un mes. Sin un solo resquicio de debilidad. Su pequeña desventaja en la clasificación quedó diluida con el toque de genialidad del asturiano en apenas tres curvas. Engullendo uno tras otro a Raikkonen, Vettel, Hamilton y, finalmente, Rosberg. Con el pulso firme. Mimando los endebles neumáticos que dejaron tirados a la mayor parte de sus rivales. Sostenido sobre un equipo que firmó una estrategia inmaculada. Borrando de su mente esas gotas de mala suerte que cayeron sobre su cabeza en Malasia -toque con Vettel y posterior abandono- o Bahrein -fallo del DRS y octavo puesto-.
"De los cuatro años que llevo en Ferrari, puede que sea éste el primero en el que confío en el coche. Sin embargo, aún no estamos felices con su desarrollo y queremos una evolución más agresiva para la próxima carrera". Dosis de optimismo recién reconquistada su tierra. La única que pisará este año, ausente del calendario Valencia hasta el próximo curso. Mientras en Red Bull siguen pataleando por los neumáticos. "Todo el mundo sabe lo que pasa aquí", declaró en 'Autosport' el propietario de la escudería, Dietrich Mateschitz. "Esto no tiene nada que ver con las carreras, ahora se trata de una competición para gestionar de la mejor manera los neumáticos".
Alonso repasa las 32 conquistas acumuladas. Las que le han permitido dejar atrás a Nigel Mansell y alzar la mirada ante las 41 victorias de Ayrton Senna al que, tarde o temprano, parece que alcanzará en ese ranking de gigantes que lideran, puede que eternamente, Michael Schumacher y sus 91 proezas. Con la joya de Montecarlo en el horizonte, donde ya fue coronado en 2006 (Renault) y 2007 (McLaren), y un Mundial aún por escalar, el asturiano se frota las manos sabiendo que su corcel, esta vez sí, tiene potencial y ánimo para cualquier cosa. Sólo le queda cruzar los dedos para que la mala fortuna haya quedado enterrada en Asia.
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/201...49078.html