24-06-2012, 16:34
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 24-06-2012, 16:50 por arenero.)
La cuestión es que en los circuitos urbanos es la administración local, es decir el ayuntamiento, el que cede el espacio público para el evento, se supone que a cambio de una contraprestación económica, o quizás no, pero de lo que estoy seguro es de que se invierte dinero público, y eso no puede ser.
El autor de la carta se toma el asunto como algo personal contra Alonso, cuando ni él, ni los mecánicos, ni nadie dedicado a ese mundo tiene culpa de nada. El que tiene la culpa es la casta política parasitaria que financia negocios con dinero público, negocios cuyos beneficios no van a revertir ni un solo céntimo en los ciudadanos que son los que pagan con sus impuestos. Lo que es un absurdo es que se dirijan así a un deportista como puede ser Fernando o cualquier otro, o a un empleado, o al propio Monteccemolo, a quien tienen que dirigirse es a los políticos que les gobiernan, y acusarles a ellos del uso fraudulento o cuanto menos inapropiado del dinero y de los espacios públicos, y en todo caso dirigirse a la autoridad judicial ya sea nacional o europea.
Por todo ello y por el especial desprecio que el autor de esta carta siente por este deporte pierde toda la legitimación que pudiera tener.
El autor de la carta se toma el asunto como algo personal contra Alonso, cuando ni él, ni los mecánicos, ni nadie dedicado a ese mundo tiene culpa de nada. El que tiene la culpa es la casta política parasitaria que financia negocios con dinero público, negocios cuyos beneficios no van a revertir ni un solo céntimo en los ciudadanos que son los que pagan con sus impuestos. Lo que es un absurdo es que se dirijan así a un deportista como puede ser Fernando o cualquier otro, o a un empleado, o al propio Monteccemolo, a quien tienen que dirigirse es a los políticos que les gobiernan, y acusarles a ellos del uso fraudulento o cuanto menos inapropiado del dinero y de los espacios públicos, y en todo caso dirigirse a la autoridad judicial ya sea nacional o europea.
Por todo ello y por el especial desprecio que el autor de esta carta siente por este deporte pierde toda la legitimación que pudiera tener.