01-10-2010, 00:56
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 21-10-2010, 00:36 por vatanen.)
Pense que no podia faltar este video en el nuevo foro.
"Dentro de tres semanas yo estaré recogiendo mis cosechas. Imaginad dónde querréis estar y se hará realidad. ¡Manteneos firmes! ¡No os separéis de mí! ¡Si os veis cabalgando solos por verdes prados, el rostro bañado por el sol, que no os cause temor! ¡Estaréis en el Elisio y ya habréis muerto! ¡Hermanos! ¡Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad!"
Después de ser ‘derrotado’ (a traición) y dado por muerto, por la mayoría de la resabida prensa inglesa, el General Máximo Décimo Meridio, pasó a ser un simple esclavo, un simple gladiador. Nuestro general, como aquel, lejos de caer en la complacencia de la propia lástima, lejos de resignarse a ser una víctima más, se convirtió en la estrella de su renacimiento, pasó 2 años en Renault con más pena que gloría para forjarse en las duras batallas de mitad del pelotón. Primero cayó en la desesperación, pero luego no cejó en su empeño, y fue forjándose un camino nuevo, lleno de lo que para cualquier otro serían los hitos de su carrera, y que para nuestro gladiador, sólo eran piedras de una pared mucho más grande.
Todo ello, para volver a saborear el éxito, un nuevo éxito, un éxito limitado, y fuera de los grandes focos… pero que al final, después de una trayectoria increíble, le ha devuelto a la gran Roma, y a ser alabado por los descendientes de los Romanos: “¡Roma Victis!”
Por la misma regla de tres, Fernando Alonso Díaz, de viejo y glorioso apellido castellano, que una vez se unió en el pasado al de Vivar (Rodrigo Díaz de Vivar), no debe desesperar. Ni sus seguidores tampoco. No intentemos buscarle cinco pies al gato, porque los tres los encontramos fácilmente, ¿no? Como decía Rusell Crowe en Gladiador: “no nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar”
Finalmente, Máximo, nuestro héroe, llegó a su destino, mientras arrastra la mano por los trigales de su Mérida querida, veía a su familia. Su destino al fin. Volvía a estar en casa. Las victorias no forjan por sí solas leyendas, se necesita del sufrimiento, de la lucha; caer al suelo y volver a levantarse. La victoria del general no fue vencer, sino reunirse con los suyos, y sobre todo lo grande y épico de sus hazañas:“¡Hermanos!, ¡lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad!”.
pd:el texto es un copi/paste ,espero sea de su agrado.
Se lo dedico a todos lo que creyeron en el,mas este año que todo se puso tan cuesta arriba.
"Dentro de tres semanas yo estaré recogiendo mis cosechas. Imaginad dónde querréis estar y se hará realidad. ¡Manteneos firmes! ¡No os separéis de mí! ¡Si os veis cabalgando solos por verdes prados, el rostro bañado por el sol, que no os cause temor! ¡Estaréis en el Elisio y ya habréis muerto! ¡Hermanos! ¡Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad!"
Después de ser ‘derrotado’ (a traición) y dado por muerto, por la mayoría de la resabida prensa inglesa, el General Máximo Décimo Meridio, pasó a ser un simple esclavo, un simple gladiador. Nuestro general, como aquel, lejos de caer en la complacencia de la propia lástima, lejos de resignarse a ser una víctima más, se convirtió en la estrella de su renacimiento, pasó 2 años en Renault con más pena que gloría para forjarse en las duras batallas de mitad del pelotón. Primero cayó en la desesperación, pero luego no cejó en su empeño, y fue forjándose un camino nuevo, lleno de lo que para cualquier otro serían los hitos de su carrera, y que para nuestro gladiador, sólo eran piedras de una pared mucho más grande.
Todo ello, para volver a saborear el éxito, un nuevo éxito, un éxito limitado, y fuera de los grandes focos… pero que al final, después de una trayectoria increíble, le ha devuelto a la gran Roma, y a ser alabado por los descendientes de los Romanos: “¡Roma Victis!”
Por la misma regla de tres, Fernando Alonso Díaz, de viejo y glorioso apellido castellano, que una vez se unió en el pasado al de Vivar (Rodrigo Díaz de Vivar), no debe desesperar. Ni sus seguidores tampoco. No intentemos buscarle cinco pies al gato, porque los tres los encontramos fácilmente, ¿no? Como decía Rusell Crowe en Gladiador: “no nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar”
Finalmente, Máximo, nuestro héroe, llegó a su destino, mientras arrastra la mano por los trigales de su Mérida querida, veía a su familia. Su destino al fin. Volvía a estar en casa. Las victorias no forjan por sí solas leyendas, se necesita del sufrimiento, de la lucha; caer al suelo y volver a levantarse. La victoria del general no fue vencer, sino reunirse con los suyos, y sobre todo lo grande y épico de sus hazañas:“¡Hermanos!, ¡lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad!”.
pd:el texto es un copi/paste ,espero sea de su agrado.