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Por qué es muy miserable mezclar a Fernando Alonso con Emilio Botín en un titular.
#31
(09-02-2015, 18:07)UnoQueLee escribió: Intentaré demostrar de forma científica e irrefutable por qué es muy miserable mezclar a Emilio Botín y a Fernando Alonso en un mismo titular a raíz de la información publicada respecto de la famosa lista Falciani. Primero, breve, porque a algunos ya os estarán calentado la cabeza con el tema:

Fernando Alonso gana su dinero, FUERA de España, Botín lo ganaba aquí a costa de todos los españoles. Pedir dinero al 1% al BCE y comprar deuda española al 4,5% tiene un nombre. Además era el tipo de personaje que podría influir en la política para que, por ejemplo, el medicamento Solvaldi sólo pudiera pagarse a precio de oro si de algún modo él sacase beneficio económico. Podría, pues claro que podría. Explicaré cómo funcionan los mecanismos que lo permiten.

—El dinero que Fernando Alonso gana fuera de España aquí se destinaría entre otras cosas a sufragar las embajadas del señor Mas por el mundo, a los latrocinios de los sindicatos, al dispendio de las diputaciones y el mantenimiento del SUPER ESTADO de 17 taifas que nos montaron a la muerte del dictador —lo hubo, y aunque no te lo creas, su estructura de estado sigue presente—. Una vez que come la súper estructura estatal, se apaña la sanidad, educación y resto de componendas del estado de bienestar.

Como patriota, que no fascista, debo explicar primero, y bien harías en aprenderlo y difundirlo, que nación y Estado son conceptos muuuuuy diferentes. Pero mucho. Mientras nación es la sociedad civil que vive dentro de unas fronteras históricas, fruto de guerras, casamientos, accidentes geográficos, en definitiva, un hecho de azar, el Estado moderno es la forma de gobernarse y administrarse esa nación. Párate aquí, esto es lo más interesante que has escuchado sobre tu nación en toda la vida. Estoy seguro.

¿A dónde quiero llegar? Aguanta, es fácil pero como el MP4-30, te puede reventar la cabeza si no lo vamos ajustando con tino y pausa. Los EE.UU. en su proceso de independencia frente a Inglaterra descubren la democracia formal con separación de poderes y justicia independiente, y en la revolución francesa se sientan las bases de lo que hoy conocemos como Estados modernos.  Montesquieu dijo, y refútalo si puedes: «es una experiencia eterna que todo hombre que obtiene poder sienta la inclinación de abusar de él hasta donde encuentre freno. Es por eso que el poder debe frenar al poder». Ojo a la frase porque vamos a hilar con lo anterior: «el poder, debe frenar al poder». ¿Esto qué significa? Lo explicaré a la española, con una tortilla. ¿Cual es la forma perfecta de repartir una tortilla entre dos personas? Cortarla por la mitad, y hacer un reparto justo, diréis. Vale, pero resulta que el que corta, es el mismo que reparte, y además es un español de esos hijos de **** que algunos conocemos, ¿cómo le hacemos entonces? Pues una simple regla. La regla de juego para repartir la tortilla: uno corta, y el otro elige. Y volvemos a Montesquieu, el poder del que divide la tortilla, contra el poder de elegir del otro. Un poder frena al otro. Llego, tranquilos que llego.

A partir de los hechos relatados, se supone que las naciones se administran de manera que el PODER de gobernar, esté controlado por el PODER ciudadano de hacer las leyes. El poder ejecutivo, separado del legislativo. Tú, ESTADO, gobiernas, y nosotros, la nación, legislamos. Aaaamigo, hemos llegado. En este punto te habrás dado cuenta de que aquí como en otra serie de naciones, el que gobierna, es el mismo que legisla. Es por eso que te sorprendes e indignas cuando en el parlamento se hacen leyes contra el ciudadano; es por eso que ocurren sucesos como el de Burgos en El Gamonal, cuando claramente la vecindad rechaza los planes de la alcaldía… Noooo, no te confundas, no tiene que ver con quien gobierne, es que puede hacerse. Todo lo que ves es un gigantesco truco de trileros completamente legal. Se las han apañado para que en el parlamento en vez de estar representado tú como ciudadano esté el mismo que gobierna; y en cada concejalía de ayuntamiento, en vez de estar representados los vecinos, lo esté únicamente el alcalde. Y os preguntaréis, si alguno ha llegado hasta aquí: ¿cómo pueden hacer eso y qué tiene que ver con Fernando Alonso?

Seguramente Fernando Alonso no tiene ni **** idea de lo que estoy hablando, pero sabe qué es lo que se hace en España con su dinero, eso lo tiene claro, como cualquiera. Y malditas las ganas de pagar para mantener a una pesadilla de latrocinio como la que sufrimos. Lo que desconoce, como vosotros, es el truco utilizado: las listas de partido. Me vais a permitir que os defina como descerebrados a todos los que acudís a refrendar y legitimar listas de partido cuando no tenéis ni idea de la diabólica idea que hay detrás. Vosotros podéis insultarme con lo peor que se os ocurra si a cambio leéis hasta el final. Sería casi orgásmico ser vilipendiado si me habéis leído con comprensión lectora suficiente —algo dudoso porque la entrada sobrepasará la carilla de A4, y dicen que se hace un agujero negro que se come el Universo si un español lee más allá de esa extensión—. Las listas de partido fueron creadas para poder controlar a las naciones sin que sus ciudadanos tengan voz en las decisiones de los gobiernos. Lo vais a entender con un par de ejemplos: primero, cuando 2 únicas personas en toda España, a una llamada de Merkel, cambiaron la carta otorgada que llaman constitución española —no es tal, ya que las Constituciones existen simplemente para separar los poderes del Estado y la española no lo hace— frente a 47 millones millones de españoles que no pudieron decir ni pío. ¿Cómo es esto posible? Fácil, lo que sienta en el parlamento el sistema electoral español, es una lista de títeres, que el jefe o el aparato de partido escribe a mano. Sí, a mano, son sus muñecos, si no le obedecen los quita, y pone a otros, es lo que llaman la disciplina de partido. Y ya está, así de fácil; ya está anulada la democracia y el control del ciudadano. Esto sería imposible en Francia, o en Inglaterra, o en Suiza, o en EE.UU., ¿por qué? Porque en su sistema electoral, votan varias veces, incluso a doble vuelta, los candidatos uninominales de distrito pequeño que sientan en cada silla del parlamento. Cada distrito pequeño de la nación tiene su diputado, SUYO, lo pagan y se debe a ellos, tiene oficina permanente en su distrito, y ha de cumplir el programa que presenta en su distrito; con mandato revocable por firmas. Si tu diputado vota lo que no ha presentado al distrito, no tienes que esperar cuatro años como aquí, reúnes firmas en el distrito y lo sacas del parlamento. Párate un momento y asimila. Resulta que en Francia por ejemplo van por la carretera de la democracia en un deportivo de última generación, y nosotros en un Ford T desgastado por una pista sin asfatar. ¿Comienzas a darte cuenta de lo que tenemos encima? ¿Que no necesitamos vivir peleados unos contra otros sino reglas de juego democráticas? ¿Cómo podría Merkel cambiar la Constitución de un país democrático? Tendría que poner de acuerdo, uno por uno, a cada diputado del parlamento. ¿Y las alcaldías? Lo mismo. Los concejales deben ser representantes independientes de cada barrio de la ciudad. Primero votas al concejal de tu barrio, que ha de obedecer al barrio, y luego al alcalde, y cuando éste quiera hacer los chanchullos, ha de corromper uno por uno, a todos y cada uno de los concejales para poder tomar decisiones o aprobar normativa corrupta en los plenos del ayuntamiento.

Vamos con Alonso. Yo estoy con cualquiera que quiera para la nación que le tocó, porque nacer aquí o allá es puro azar, un sistema democrático con verdadera separación de poderes y justicia independiente para que los corruptos no queden impunes ante eventuales abusos, que algunos también habrá, ya que la corrupción, por tantos años sin ejemplo, nos habita a todos en el cerebro. Harán falta varias generaciones para que seamos más decentes. Así que si Alonso no contribuye con sus ganancias a alimentar la farsa democrática que tenemos encima, yo contento; cualquiera que no quiera contribuir al Estado demencial de las 17 taifas tiene mi respeto. La manera pacífica de lograr una democracia para la nación que nos tocó: España —no “este país” como dice todo el mundo porque decir España se asimila a sus estados dictatoriales y oligárquicos como el actual—, no es otra que hablar de cambiar las reglas de juego, y si no te gustan las que hay, no participes. Cuando la comprensión del ladrillo que os dejo sea común, habremos alcanzado la hegemonía cultural y democrática como nación, y será imposible que nos sigan sometiendo. Sabremos lo que queremos, y que al igual que no hay más o menos ajedrez, ya que las reglas del ajedrez son las que son, y si el caballo salta en forma de S en vez de L ya no sería ajedrez, sino otra cosa, tampoco hay más o menos democracia; o la hay, o no la hay. La democracia formal hoy en día consiste en reglas para gobernarse una nación, que son: separación de poderes, y representación ciudadana. Cuando tengamos una nación así regida, y Fernando Alonso defraude al fisco, entonces habrá muerto para mi. Podrá ir en los titulares con Botín y tendrá todo mi desprecio. Mientras tanto, actúa como un patriota. Que lo sea o no, él sabrá, pero nada que reprocharle.
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